Mitt Romney por fin habló. Era un secreto a voces, o mejor dicho, un
resultado esperado, pero sus enemigos políticos querían escucharlo de su
boca o públicamente a través de sus voceros. El favorito a la
candidatura republicana es millonario, y como buen millonario en Estados
Unidos, paga pocos impuestos. El gobierno solo le cobra 15 por
ciento de su fortuna, en un país donde un trabajador puede pagar hasta
35 por ciento de sus ingresos. ¿Cuánto mella económicamente a la familia
Romney? En abril el político mormón dará más detalles sobre su
patrimonio, pero se estima en más de 200 millones de euros ¿Cuánto será
eso en dólares? ¡Imagínense!
Claro, siempre queda la posibilidad de llenar los bolsillos gracias a
vivir en “el país de las oportunidades”, pero no, sus contrincantes
tienen una carta bajo la manga, una especie de “manchita” en el
expediente que esperan sacar en cualquier momento, quizás, cuando se
esté consolidando con mayor fuerza como el aspirante republicano;
incluso, el presidente Barack Obama ya tiene un equipo recolector de
evidencias.
Resulta que Romney hizo buena parte de su fortuna al frente de la
empresa Bain Capital, un consorcio que compraba empresas arruinadas para
luego reestructurarlas y venderlas. Ese tipo de operaciones significó
la pérdida de miles de puestos de trabajo ¿Pero… no creaba empleos una
vez “reparadas” las empresas? Supuestamente sí, pero no era el caso; al
cabo de los tres años 90 por ciento de esas compañías quebraron. El
jueguito significó para Bain Capital 65 mil millones de dólares, una
cifra superior al Producto Interno Bruto de muchos países del Tercer
Mundo.
¡Pero… cuidado! Mitt Romney no es el único malo de la película. La
mitad de los congresistas (representantes y senadores) son millonarios.
Según la directora ejecutiva del Centro de Política Responsable, Sheila
Krumholz, la gran mayoría de los congresistas tienen una situación
económica bastante cómoda, mientras muchos de sus electores sufren
dificultades. No es de extrañar que tantas personas se quejen de que los
legisladores están fuera del contacto con los ciudadanos, añadió
Krumholz. Recordemos un detalle: son los mismos políticos opuestos a
aumentar los impuestos de los más ricos, hacer lo contrario sería ir
contra sus intereses de clase.
Pero no es solo dinero. ¿Dónde queda el tema moral? Solo entre 1970 y
2009 se contabilizan 62 escándalos políticos-sexuales, desde un
presidente tocando “faldas” diferentes a las de su esposa, hasta
congresistas insinuándose a policías en baños públicos. Otro de los
aspirantes a la candidatura republicana, Newt Gingrich, fue uno de los
acérrimos críticos del presidente Bill Clinton cuando hizo lo indebido
con Mónica Lewinsky, sin embargo, él mismo sostuvo dos relaciones
extramatrimoniales.
Llegamos a las preguntas tristes ¿Son estos millonarios los que
salvarán a los estadunidenses de la crisis? ¿Son personas como Mitt
Romney o los congresistas acaudalados los que promoverán el empleo? Los
años de crisis han sido dorados para las elites económicas de ese país.
¿Son estos señores los grandes defensores de la familia, la moral y los
principios religiosos? Al rasgar la crisis en Estados Unidos vemos que
no solo es política o económica, es en el fondo moral.
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